“Ante los peligros que entraña la carretera para las mujeres, el feminismo moderno vino a plantear la pregunta fundamental ¿comparado con qué?”.

Es así como empieza a germinar la semilla que Gloria Steinem (Ohio, 1934) siembra entre los años 60 y 90, y que hoy da sus reconocidos frutos siendo nombrada ganadora del Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades de este año 2021. Reconocimiento merecido a una incansable oradora, que a pesar de las limitaciones que la vida le presentó desde bien pequeña, añadidas a la de ser mujer, jamás  ha parado de luchar por sus sueños en cada uno de los pasos que ha ido dando alrededor del mundo como feminista y “adicta” a las campañas políticas, así como el activismo como forma de vida. De esto deja constancia en su libro Mi vida en la carretera, al citar la frase que siempre recordará de su madre: “La democracia es como lavarse los dientes: se hace todos los días”.

Este libro recoge el gran valor de la carretera como metáfora: esa ruta que es la vida, en la que nos encontramos con grandes y desconocidos aprendizajes que van abriéndonos los ojos y el camino, con los lugares donde se construye una educación sentimental que une a personas diferentes mediante sueños y luchas compartidas. Mi vida en la carretera es una suerte de feedback que se ha ido nutriendo con cada una de las personas que han participado de alguna manera en la vida de Steinem, con aportaciones tanto positivas como negativas, y que nadie mejor que ella ha sabido manejar para sacar algo constructivo de cara al futuro de todos. Porque no todo se puede aprender solo de las buenas experiencias, ella ha sabido sacar el jugo de cada lugar, cada situación y cada una de las personas con las que directa o indirectamente ha ido recorriendo este camino de “su vida en la carretera”: taxistas, auxiliares de vuelo, periodistas en campaña electoral o cualquier otra profesión que sucediese en la carretera, en movimiento, eran maestros.

De esta manera, Steinem presenta una gran habilidad para adoptar esta forma de vida diferente, que se desarrolla en un escenario desde el  amor a la incertidumbre. Así, de todas las formas de vida posibles que podemos elegir vivir, Steinem elige el viaje, ya que para ella es ahí donde están los descubrimientos. El elogio que hace de la risa en algunos momentos, junto con esa proyección hacia el futuro que es la revisión del pasado, hace de este libro una celebración del optimismo. Por esta razón nos deleita con citas como esta, que nos hacen pensar en la importancia de cada paso que damos día a día:

“En realidad no sabemos qué decisiones del presente condicionarán el futuro, pero tenemos que actuar como si todo lo que hacemos importara”.

Gloria Steinem.

Mi vida en la carretera

Artículo escrito por Patricia Robles Campos