Este pequeño libro consiste en 15 consejos que Chimamanda le da a su amiga cuando esta le pregunta cómo puede educar a su hija en el feminismo. Escrito con sencillez y cariño, estos 15 consejos se podrían aplicar a la educación de cualquier niño o niña y nos hacen reflexionar sobre cómo socializamos a los más pequeños, a veces sin darnos cuentas.

Este es un libro que recomendamos para cualquier club de lectura, especialmente para jóvenes lectores y lectoras, por ser un texto tan sencillo como sugerente.

Preguntas para el debate

  • ¿Qué consejos te parecieron los más importantes?
  • ¿Hay algún consejo que echas en falta?
  • ¿Crees que la educación de los niños y las niñas es diferente? ¿Por qué?
  • ¿Qué comportamientos observas a tu alrededor que nos hacen criar «niñas no feministas»?
  • ¿Cómo crees que es nuestra mirada ante el feminismo negro? ¿Crees que son aplicables estos consejos a nuestra cultura?

Ahora que también yo soy madre de una niña encantadora, me doy cuenta de lo fácil que es dar consejos sobre cómo criar a los hijos cuando no tienes que enfrentarte a la enorme complejidad que comporta. No obstante, considero una urgencia moral mantener conversaciones sinceras acerca de educar de otro modo a los hijos, de crear un mundo más justo para hombre y mujeres.

 

La primera es tu premisa, la creencia firme e inflexible de la que partes. ¿Cuál es tu premisa? Tu premisa feminista debería ser: Yo importo. Importo igual. No «en caso de». No «siempre y cuando». Importo equitativamente.

 

Cuando decimos que los padres «ayudan», sugerimos que el cuidado de los hijos es un terreno materno en el que los padres se aventuran valerosamente.

 

«Porque eres una niña» nunca es una razón para nada. Nunca.

 

Si dejamos de condicionar a las mujeres para que vean el matrimonio como un premio, entonces debatiremos menos acerca de la necesidad de cocinar de las mujeres para ganarse dicho premio.

 

Los juguetes para niños —trenes, coches— suelen ser activos y requieren «hacer» algo y los juguetes para niñas suelen ser «pasivos» y en su gran mayoría, muñecas.

 

El autor me acusaba de estar «enfadada», como si «estar enfadada» fuera algo de lo que debiera avergonzarme. Por supuesto que estoy enfadada.

 

Chimamanda Ngozi Adichie